De todo. Si de todo. Hay carnes, hay pescados, hay frutas, legumbres, hortalizas, asados y guisos, postres, fríos y calientes, comidas copiosas, “cosas” minimalistas, un “de todo” en modo siglo XXI, regado con néctares con fama mundial, caldos en todos sus colores que iluminan tanto o más que las famosas estrellas Michelin.
Hoy en día es posible en algunos lugares, que no citaremos, pedir al camarer@, sin estar en la carta por algunos platos. Es el momento donde podemos amular e imitar a nuestros antepasados del Magdaleniense, por ejemplo y degustar un lomo de Ciervo con su justa guarnición. Porque saber comer, siempre se ha sabido, otra circunstancia son las hambrunas, penurias y circunstancias bélicas que hacen de la alimentación en ocasiones un manual de supervivencia.
Hoy nos adentramos en este siglo, siendo el espejo del mundo, por unos restaurantes deslumbrantes, con platos, los cuales hace falta un libro de instrucciones, para saber como agarrar los utensilios, obviando, que siempre y siempre en una barra de un bar, solo hay una estrella, el pintxo de tortilla de patata. Es en este punto, donde muchas de nuestras hoy singularidades gastronómicas se las debemos en especial al continente Americano. Colon no “descubrió” nada…el intercambio gastronómico quizás su único salbataje.
Compartimos este culinario capítulo de la serie documental “Una historia de Vasconia”, en el cual hay un debe, los néctares de la cebada, son casi ninguneados, falla imperdonable para una de las protagonistas de este blog, los maridajes y sus cervezas. Muchos tópicos y tradiciones que se presumen ancestrales y tienen dos días,,,, nada de-gustensen:
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Busquen su lugar físico o imaginario en tierra vasca, Euskal herria y hagan que su garganta se refresque eternamente!
HUAYRA MUYU
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